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Descubrir la espiritualidad

Anthony Strano

ISBN: 978-84-923166-9-4
N. págs. 112
Formato: 147 x 147 mm

El viaje que emprendemos para descubrir la espiritualidad es el más importante que puede llevar a cabo el ser humano. Es un viaje hacia el interior.


"Descubrir la espiritualidad" trata acerca de ese viaje y cómo el emprenderlo nos capacita a alcanzar más de lo que nunca hubiéramos pensado que fuera posible.

 

La verdad es poder. La verdad es fortaleza. La fortaleza es una fuente interna de recursos que nos mantiene sanos mental, emocional y espiritualmente. La satisfacción interior es una gran fortaleza, y se logra cuando alguien vive con sinceridad y sencillez. Satisfacción interior significa que se han superado todos los deseos inútiles. Se dice que uno puede descubrir la verdad de una persona evaluando su nivel de satisfacción interior.


Para desarrollar nuestra fortaleza interna necesitamos ser sinceros. Sinceridad significa poner en práctica la verdad en nuestra vida cotidiana. Sin sinceridad, las que gobiernan son las ilusiones; cuanto mayores son las ilusiones, mayor es la debilidad.


Sea cuanto fuere el conocimiento que tengamos, si no somos sinceros no nos daremos cuenta de que es indispensable mirar hacia nuestro interior para encontrar lo que debemos cambiar. La sinceridad concentra nuestra atención en nosotros mismos, no en los demás.


Cuando hay sinceridad no existe pereza, temor o dependencia. La pereza es el apego a lo cómodo, a las formas convenientes de pensar. Falta el profundo deseo de cambiar, y la conciencia no puede alcanzar lo que es noble porque está apegada a sus propias rutinas familiares.
El temor es tan sólo falta de entendimiento, y nace de la dependencia. A veces tememos simplemente porque algo nos es desconocido. Cuando la gente es sincera está dispuesta a cambiar porque su seguridad no proviene de sus hábitos ni de las normas sociales, sino que surge de su yo más profundo. Quien conoce la verdad sabe que no puede perder: sólo puede aprender.


Cuanto más dependa una persona de un patrón de pensamiento, de una persona o de un papel en especial, más temerá la pérdida. La seguridad que brinda la dependencia es una ilusión. La realidad de la vida es que todo lo externo a nosotros puede desvanecerse en cualquier momento. ¿Qué haríamos entonces? ¿Cuál es el sostén de nuestra vida? Si el sostén no está en nuestro interior, sufriremos.


La dependencia no da origen a una buena relación, sino a una atadura. Pensar que otro ser humano puede llenarnos por completo es totalmente absurdo. Una relación basada en la dependencia no es sincera, por eso produce temor y descontento. Reaccionamos desmedidamente, nos imaginamos cosas, y exageramos las pequeñeces. La gente con fortaleza interna analiza las cosas con sensatez, y eso les permite manejarlas con eficacia.


La pereza, el temor y la dependencia usan el mismo vocabulario: "no puedo", "no sé cómo", "no entiendo", "si tan solo... quizá, "a veces", "nunca", tal vez", "mañana", "el próximo año". Son las palabras que utilizamos para disculparnos o para aplazar las cosas. Esta actitud nunca nos dará fortaleza.


Por lo general la fortaleza interna trae consigo el poder externo, que es la habilidad de poner los pensamientos en acción. Este poder no es nunca brutal o dominante: posee firmeza pero no pisotea los sentimientos de los demás.