Dueño del presente

Existe una facultad del ser, que abarca las impresiones que dejaron en él las acciones realizadas. Para hacer referencia a estas impresiones, se suele emplear la palabra sánscrita sanskares, para la que no existe una traducción fácil. Hábitos, tendencias emocionales, temperamento y rasgos de la personalidad son todos generados por los sanskares impresos en el ser a través de cada acción que este ha realizado.

Los sanskares crean la personalidad de la misma manera en la que los fotogramas individuales de un largometraje conforman una historia. Cada acción queda registrada, ya se trate de un movimiento físico, de una palabra o incluso de un pensamiento. Al vivir mi vida, genero una impresión en el celuloide, en el ser. Todos los pensamientos que tienen lugar en la mente se deben a los sanskares. La personalidad, la característica fundamental de cada ser único, individual, es determinada por estos sanskares.

La mente, el intelecto y los sanskares funcionan juntos en un patrón cíclico que determina la manera cómo me comporto, los pensamientos que tengo e incluso mi estado de ánimo. Primero, la mente produce pensamientos, evidencia que el intelecto juzga. Sobra le base de ese juicio, realizo o no la acción. La acción -o inacción- crea un sanskar que, a su vez, se convierte en parte de las evidencias contenidas en la mente.

Conociendo este mecanismo, puedo usarlo para crear sanskares positivos y llenos de paz. Al sentarme en meditación, me experimento como un ser lleno de paz. Esta experiencia genera un sanskar. La próxima vez que esté a punto de enojarme, a través de la fuerza del hábito, la mente me presentará una evidencia contraria: “Soy un ser pacífico”. Esto fuerza al intelecto a tomar una decisión”.

A medida que el intelecto adquiere fuerza de voluntad a través de la meditación, resulta más fácil actuar siguiendo sanskares de paz, por contraposición a los sanskares negativos. De esta manera, el intelecto empieza a controlar tanto la mente como las acciones. Yo, el ser, soy dueño del presente; dejo de ser esclavo de mi pasado. Poco a poco alcanzaré una posición en la que elegiré poner en acción solo aquellos pensamientos que me lleven a experimentar felicidad y satisfacción permanentes.

Extracto del libro:
Meditación práctica.
Yoga espiritual para la mente
Ed. Kier
B. K. Jayanti

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