La llave del entusiasmo

El entusiasmo es la llave maestra para sentirse en plenitud. Funciona como un doble impulso de energía. Mantiene al ser completamente positivo y más allá de la influencia de la negatividad a la vez que hace que los demás se sientan también alentados. Es como si el entusiasmo abre una ventana, “desenganchando” a las otras personas de un estado mental estrecho, melancólico o desalentado. El entusiasmo nos da fe en la realidad de otras posibilidades.

La palabra entusiasmo se deriva del término griego “enthusiasmos”, que significa “estar en Dios, o estar en lo divino”. Cuando estamos espiritualmente vivos, entonces vemos, pensamos, sentimos y actuamos de formas nuevas y creativas cuando afrontamos una situación “bloqueante”.

De esta manera, una persona con entusiasmo nunca ve un problema como “problema” o un obstáculo como “obstáculo”. Se eleva por encima de las influencias del miedo, la duda o el pesimismo. En lugar de ello, imagina soluciones, crea puentes y en vez de luchar con un obstáculo, lo disuelve. El entusiasmo es una terapia que rompe la fuerza de la gravedad y cambia la actitud de “enganche mental” que parece atrapar a las personas en ciertas perspectivas o actitudes, no importa cuán dañinas puedan ser.

El entusiasmo nos da fortaleza y dirección cuando nuestros pensamientos entran en una espiral descontrolada o giran en círculos cansinos. También es una gran terapia para un corazón herido, cuando las emociones tales como el resentimiento, el dolor, el orgullo o el rechazo vacían nuestra buena voluntad y espontaneidad.

Para desarrollar entusiasmo, ten fe en la bondad de la vida y en la bondad original del ser y de los demás. Ten la fe de que no importa lo que suceda, no importa cuán incomprensible o negativo pueda parecer algo, detrás de la cortina oscura yace una lección escondida o un beneficio oculto.

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