Desde nuestro ser esencial

Cuando vivimos en la superficie de la consciencia, completamente bajo la influencia del mundo sensorial, entonces el ego personaje nos gobierna. A veces no es tan fácil detectarlo, ya que vivimos dentro de él, dentro del personaje, y no somos conscientes de que, nuevamente, se ha apoderado del control de nuestro espacio interior.

Sin embargo, el ego personaje emite muchas señales, y muy claras, que son un inequívoco indicador de su presencia. En este sentido, bajo una atenta observación de nosotros mismos, el ego personaje se nos revela en numerosos detalles que, sin lugar a dudas, delatan su presencia.

Uno de los indicadores más claros y evidentes de que el interruptor de nuestra consciencia se ha desconectado de nuestra esencia y hemos entrado en el territorio del ego es el hábito de juzgar y etiquetar a todos y a todo; “No lo está haciendo como debería”, “Esto es intolerable”, “No se entera de nada”, ... Este hábito se hace tan fuerte, que se convierte en un proceso natural.

El juicio y la etiqueta se enfocan en la carencia, en el error, en el defecto y en la debilidad, entre otros factores deficitarios de la persona, situación u objeto de atención. Esto nos indica, sin lugar a dudas, la presencia de nuestro ego personaje, desde una de sus manifestaciones, la arrogancia o el sentimiento de superioridad, donde nos sentimos capacitados y preparados para emitir juicios acerca de todo y de todos.

Lo opuesto al juicio crítico negativo es la apreciación, la capacidad de valorar y reconocer las virtudes y cualidades en los demás. Sin embargo, esto solo es posible si hacemos una pausa en nuestro camino y nos abrimos a una percepción más profunda de quiénes somos realmente, más allá del ego personaje, en la quietud y la serenidad del silencio interior.

De hecho, juzgar es una habilidad importante y valiosa de nuestro intelecto. Lo que sucede es que nuestra capacidad de juzgar funciona de manera equilibrada cuando la conciencia se encuentra en un estado armonioso y neutral, libre de expectativas y de deseos. Juzgar es sinónimo de decidir, discernir y decidir si algo es correcto o erróneo. Pero el ego personaje juzga desde la incomprensión y desde la reacción.

Desde nuestro ser esencial juzgaremos desde una posición benevolente, comprensiva y amorosa, porque esa es nuestra verdadera naturaleza. No juzgaremos para acusar ni condenar a nadie, sino para decidir qué es lo correcto y adecuado.

Extracto del libro:
Arquitectura de la calma.
Una guía práctica para encontrar la serenidad y el equilibrio interior
Ed. Luciérnaga
Vicenç Alujas y Guillermo Simó

Comentarios. 0

3000