Crear una cultura  de no-violencia y respeto por la vida

¿Es posible crear un mundo que esté libre de todo sufrimiento e intranquilidad? Hoy en día, la violencia y la guerra alcanzan cada rincón de este planeta. La violencia a menudo se presenta también en el lugar de trabajo y en el hogar. ¿Es simplemente parte de la naturaleza humana? ¿O es posible una mejor calidad de vida para los habitantes de este planeta?

Si queremos conseguir un mundo no-violento, el primer paso es reconocer la diferencia entre la violencia y la no-violencia. Debido a que podemos verificar inmediatamente el sufrimiento que causa, la agresión física es fácilmente reconocible como violencia. Las palabras basadas en la ira o el odio también son violencia. El dolor que causan las palabras puede durar años o toda la vida. Sin embargo, el que es violento hacia los demás, en primera instancia es violento hacia sí mismo. Esta es una forma más sutil y básica de violencia, que necesitamos comprender.

Violencia hacia uno mismo

La violencia hacia nuestro propio ser es la primera violencia. Se produce cuando no permitimos que se expresen las cualidades originales del ser (amor, paz, felicidad, sabiduría, fortaleza). Los siguientes estados del ser bloquean estas cualidades originales:

- Falta de auto-respeto.
- Falta de fe en el ser.
- Falta de valoración de uno mismo.
- Depresión.
- Egoísmo.
- Miedo de los demás.
- Depender de las personas, posesiones o circunstancias para obtener una sensación de felicidad.

Para hacernos no-violentos, el primer paso es desarrollar pensamientos positivos y llenos de amor hacia nuestro ser, de forma que nos valoremos profundamente y desarrollemos un sentimiento de bienestar interior. Cuando promovemos la expresión de nuestras cualidades originales, entonces ya no puede persistir ninguna violencia hacia nuestro ser ni hacia los demás. Necesitamos practicar una actitud de no-violencia hacia nosotros mismos y ver cómo ésta afecta positivamente nuestras relaciones con los demás.

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