Lecciones del tiempo

Para convertirnos en dueños del tiempo tendremos que aprender lecciones sobre cómo valorar cuán precioso es el tiempo. Al igual que con cualquier recurso valioso podemos practicar cómo ahorrar y utilizar el tiempo con sabiduría en nuestra vida diaria.

Respetar el tiempo…
Cuando comprendemos el valor de nuestro propio tiempo, tenemos consideración natural por el tiempo de los demás.
La presteza revela modales nobles, y la puntualidad es la práctica de los príncipes. Con maestría en el entendimiento del tiempo, podemos mostrar afectuosamente la tolerancia hacia las personas jóvenes que sólo han dispuesto de un poco de tiempo, y paciencia hacia los mayores cuyos cuerpos han estado a su servicio durante un largo tiempo.
Podemos aprender tal paciencia y tolerancia del ejemplo de Dios, nuestro propio Padre.

Hazte amigo del tiempo…
Mantener una apreciación constante del momento presente es ser amigo del tiempo, ir llevando el paso con sus movimientos, estar siempre preparado para lo que sea que el próximo momento pueda traer.
El tiempo no espera por nosotros, así que necesitamos estar alertas y seguir su ritmo. A medida que avanza, la Naturaleza devuelve el eco de la llamada del tiempo. Los elementos revelan cómo el mundo envejece. Pero la semilla del futuro está plantada.
En el silencio y la quietud podemos salir del tiempo, observar con desapego qué ha sucedido, qué está sucediendo y qué va a venir a medida que la gran obra de los eventos se revela.
En ese momento de quietud cuando el tiempo está inmóvil, podemos conectar la conciencia del alma con el Alma Suprema. Experimentamos la profunda dicha y satisfacción de la atemporalidad, un momento de conexión más allá del tiempo. Un sabor de la eternidad. Y con esta conciencia, retornamos, y volvemos al tiempo y a la historia para interpretar nuestro papel.

Pasar tiempo…
…en silencio

Ahora es el momento de ir más allá de las palabras al silencio y experimentar la belleza atemporal de la paz. En este estado de conciencia, el alma individual puede salir del momento limitado y encontrarse con el Alma Suprema en la tierra más allá del tiempo. Simplemente unos pocos segundos de este estado eterno e interminable permanecen con nosotros durante un largo tiempo. Podemos retornar de esa conciencia y traernos la experiencia de la intemporalidad. Podemos traerla a la memoria en cualquier momento que elijamos, ya que entonces el recuerdo de Dios se vuelve fácil y natural.

… con nosotros
Ahora es el momento de mirar directamente en el espejo de nuestros corazones, para ver claramente la pureza de nuestros pensamientos y acciones. Es tiempo de preguntarnos: si el tiempo fuera a acabarse ahora ¿está saldada mi cuenta con todos? ¿He desarrollado paz en mi interior? ¿He convertido la paz en mi posesión personal?

… con Dios
Ahora es el momento de pasar todo el tiempo con Dios, desde que nos despertamos en las horas tempranas de la mañana. Es tiempo de enfocar nuestras mentes constantemente en el recuerdo de Dios, de forma que todos nuestros momentos se usen de una forma digna. El tiempo pasado en tal recuerdo conforta el alma que ha estado separada de Dios durante tal largo tiempo.
A medida que aprendemos a elegir cómo pasar el tiempo, nos convertimos en amos del tiempo.

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